Casi una Fantasía: La lámpara (microcuento)

La lámpara (microcuento)

Autor: _Nicolecaine

La lámpara:

El frío se adentraba en el cuerpo de Mimmi, incitándola a acurrucase con afán entre las mantas de lana que la cubrían. Era una noche gélida y el sueño no la invadía, a pesar de las ansias que tenía de conciliarlo. Impaciente, alzó la vista al techo, fijando su mirada en la curiosa lámpara con forma de media esfera que permanecía apagada; permitiendo que la penumbra invadiese la estancia. Uno, dos, tres, contaba; basándose en las extrañas figuras geométricas que decoraban el cristal del objeto. Sin embargo, se cansó en seguida y aburrida dirigió la mirada hacia la pared, percatándose de que tenía misteriosas sombras que se movían de un lado a otro. Curiosa, encaminó la cabeza hacia la ventana, dándose cuenta que esas siluetas eran fruto de los árboles que eran zarandeados por el viento.

Mimmi cerró los ojos, decidida a dormirse, pero un pequeño murmullo captó su atención, y, nerviosa, los abrió, observando minuciosamente su alrededor: las paredes vintage donde las sombras danzaban al ritmo del viento, el reloj metálico que marcaba las tres de la madrugada y la lámpara de cristal de donde sobresalía una pequeña silueta. ¿Qué es eso?, pensó sorprendida la niña, fijando la mirada para ver con claridad lo que tanta curiosidad le producía. Allí, sacudiendo de forma enérgica su brazo, se hallaba un hombre diminuto quien emitía un murmuro inentendible para ella.

De repente, una extraña sombra salió de la lámpara, produciendo un vapor que llenó la estancia de una misteriosa niebla. La niña contempló atónita el objeto volador, percatándose de que se estaba aproximando a ella, dejando detrás de él un intenso olor a quemado. ¿Es un barco de vapor?, pensó asombrada al verlo desde cerca y, antes de que ella pudiese evitarlo, la embarcación atracó a su lado; saliendo de ella una gran tripulación. Mimmi, sorprendida, intentó moverse de la cama, pero algo tiraba de sus cabellos castaños; influyendo el miedo en ella.

La niña emitió profundos gritos, pero un intenso pinchazo en su nuca logró callarla y su alrededor, de forma inmediata, comenzó a aumentar en tamaño. Cuando se dio cuenta, era diminuta y los muebles de su habitación eran tan grandes que parecían inmensas montañas cuyas cimas eran inalcanzables.

Mimmi, ante el desconcierto, abrió los ojos como platos, siendo incapaz de comprender lo que había sucedido, pero un repentino tirón la sorprendió, sintiendo cómo alguien la agarraba con fuerza de su mano. Ella se volteó con rapidez, descubriendo que a su lado había un joven extravagante, cuyo ojo derecho estaba cubierto por un parche de cuero.

― ¡Suéltame! ―exclamó ella, tirando de forma brusca su brazo hasta lograr liberarse de la extremidad robótica del individuo

Una sonrisa caprichosa se esbozó en los labios de Damian y en seguida tomó a Mimmi entre sus brazos, cargándola en contra de su voluntad. Rápidamente, tanto él como el resto de la tripulación se adentraron en el barco para partir hacia la lámpara, donde les aguardaba su mundo, un mundo que Mimmi nunca antes había visto.

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